viernes, 23 de marzo de 2012

"Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir"

Qué mejor forma de comenzar un blog que escribiendo sobre aquellas cosas que contarías en un diván a tu psicoanalista de acento argentino..."Señor Psicoti, que sepa que un 10% de mi forma de ver el mundo fue condicionada por la gran-irrepetible-incomparable trilogía de Willow/ La princesa prometida/ Los goonies."

Podríamos pensar que nos ha marcado la ausencia o excesiva presencia de unos padres, el cambio tecnológico, el cambio climático (?¿), o la frustración de no acabar ni un solo álbum de Panini, pero no, nuestra infancia está condicionada por el gran Slotz, Iñigo Montoya, Gordi o el "como deseeeees".

Los que nacimos alrededor del 84 (o los que tuvimos la suerte de nacer en el 84) tuvimos la ventaja de no sufir "the paradox of choice" actual que ha provocado la TDT y la continua explosión de cadenas televisivas. ¿Soy la única que duda si está viendo la tele o haciendo streching de pulgar sobre el mando de la tele? ¿Me vais a decir que soy la única que cree que cuando de una nueva ronda a los 89897 canales que hay aparecerá por sorpresa un nuevo canal que agrupe todo eso que siempre hemos querido ver (y que nunca aparece, por desgracia Slotz cada vez aparece menos en la tele...)?

Piiiiiiro volviendo al tema, y al título, y al primer tema que le contaría a mi psiquiatra/psicoanalista/psicólogo/camarero argentino sería la gran manía persecutoria que todos los naranjitos experimentamos "Hola, me llamo Íñigo Montoya, tu mataste a mi padre, prepárate a morir. "

Os dejo con el momento más tierno, dulce y bizarro...del Gran Mr. Slotz.

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